Mariana se comió una paleta de caramelo macizo. Y mientras se debatía entre la memoria de su madre diciendole que no la mastique y sus ganas tremendas de morder, la mandíbula se le cerró casi involuntariamente.
Sabía que no era la paleta la que hablaba por ella. Si no su madre que le decía todo tipo de cosas que le negaran placer. Quizá por eso hace lo que hace ahora, no con la paleta, sino con su vida.
miércoles, noviembre 03, 2010
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario